Fisioterapia y rehabilitación, servicios determinantes en el modelo de Atención Intermedia para evitar reingresos innecesarios en hospitales

 

La fisioterapia y la medicina rehabilitadora se han convertido en dos de los imprescindibles en cualquier proceso de recuperación del paciente tras una intervención quirúrgica o un periodo de convalecencia facilitando, no solo un avance clínico, sino reforzando también la seguridad y confianza de la persona para una mayor autonomía en su vida diaria y, por tanto, contribuyendo a disminuir nuevas recaídas o reingresos en hospitales.

 

El Centro de Fisioterapia y Medicina Rehabilitadora San Rafael, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, es uno de los equipos hospitalarios veteranos de la provincia en ofrecer en su modelo asistencial un plan de tratamiento y reevaluación constante adaptado de manera personalizada al paciente con el objetivo de evitar que la persona tenga que volver al centro hospitalario a través de un ingreso, sino de manera periódica y pautada para trabajar la evolución y la mejora de la calidad de vida, y no solo la recuperación tras un episodio concreto de enfermedad. “Desde que el paciente es diagnosticado de una patología e intervenido, - en el caso que sea necesario -, el dolor, la pérdida de masa muscular o la disminución de la movilidad articular, provoca que la funcionalidad disminuya. Si a esto le sumamos el proceso evolutivo propio tras una cirugía y el periodo de limitación de actividad física necesario posteriormente, la merma en la capacidad del paciente de readaptarse por sí solo a su vida habitual es patente”, explica el responsable del Centro de fisioterapia y Medicina Rehabilitadora San Rafael, José María León. “En estos casos es inevitable encontrarnos con la inseguridad del paciente para volver a casa y, como consecuencia, más dificultades, posibles caídas o riesgos en su recuperación integral”.

 

La ayuda postquirúrgica o post convalecencia de los profesionales de la fisioterapia y la medicina rehabilitadora va enfocada en hacer posible una vuelta al domicilio segura a través del trabajo integral y pautado para a restaurar fuerza, movilidad y estabilidad contribuyendo a su readaptación funcional. En todos estos casos, San Rafael sigue un modelo de atención centrado en la persona y orientado a facilitar los procesos de recuperación y rehabilitación con un enfoque innovador, integral y multidisciplinario para evitar posibles hospitalizaciones innecesarias y promover la autonomía. “En estos casos es aconsejable comenzar con el tratamiento fisioterapéutico lo antes posible con un plan asistencial personalizado que responda a las necesidades particulares de cada paciente atendiendo a su edad, estilo de vida, situación sociofamiliar o actividad laboral, entre otros factores”, explica José María León. “Esto repercute también directamente en un menor colapso de las urgencias o reingresos por cuestiones que en muchos casos, pueden evitarse con un exhaustivo plan asistencial individualizado”.

 

Tan solo el pasado año, desde el Centro de Fisioterapia y Medicina Rehabilitadora San Rafael se atendieron a una media mensual de más de 400 pacientes para su rehabilitación con un tratamiento personalizado. “En San Rafael hacemos una clara diferenciación entre la patología y el paciente. No podemos establecer el mismo plan de tratamiento y evolución para cualquier persona, porque la patología puede ser la misma, pero las circunstancias individuales de la persona pueden marcar una completa diferencia y el objetivo es que la persona vuelva a casa y recupere su día a día con las mejores condiciones posibles”, aclara. “Nuestros más de 30 años de experiencia como equipo nos ha enseñado a trabajar mano a mano con la complicidad y la conexión con el paciente para ir reevaluando el proceso de tratamiento en base a sus necesidades y su evolución ofreciéndole, no solo un tratamiento físico, sino seguridad y apoyo personal en un momento de dificultad y cambios”.

 

El caso de Mª Dolores

 

Mª Dolores llegaba al Hospital San Rafael para ser intervenida de una prótesis en su rodilla izquierda, por una artrosis y artritis muy avanzada tras ocho años de terribles dolores, que provocaban fallos importantes a la hora de andar y que, a sus 63 años, le había robado toda su calidad de vida. “La intervención no era una opción para mí, porque a pesar de que soy joven para esta operación, mi calidad de vida estaba reducida a mínimos”, explica la paciente. “Ya no podía caminar, cada paso implicaba un dolor intensísimo y mucha inseguridad para hacer las cosas y eso también derivó en sobrecargas en el tren superior y lesiones en los brazos”.

 

En el caso de Mª Dolores, su edad y sus circunstancias personales, le hicieron decidirse por una operación lo antes posible, pero sin dejar de lado los riesgos y la incertidumbre que conlleva una intervención quirúrgica y el cómo llevaría su rehabilitación y su recuperación. “Jamás podía imaginar que iba a subir y bajar escaleras prácticamente con normalidad a los ocho días de operarme, y eso ha sido posible gracias a que comencé la rehabilitación justo a la semana de ser intervenida y habiendo una coordinación total entre el equipo de trauma y el equipo de medicina rehabilitadora y fisioterapia del hospital”, cuenta. “Tras un mes de rehabilitación voy caminando al médico o hacer cualquier recado con confianza, incluso puedo bailar”.

 

En su proceso, Mª Dolores ha encontrado además en sus fisioterapeutas y en sus sesiones una ayuda para su recuperación no solo física, sino también emocional, y es que tal y como cuenta, esa merma de capacidades físicas y dolores superlativos, también afectaban a su carácter. “Cuando vengo consiguen que se me quite el dolor, pero también siento que me escuchan y que mis necesidades particulares cuentan. El rato que paso en las sesiones me ayuda también a ser consciente de mi evolución, a ver el proceso de recuperación con otra confianza, con otra alegría para recuperar mi autonomía y mi vida, y eso influye en que mi recuperación sea integral, después de muchos años acarreando con este problema”.

 

Atención Intermedia

 

El envejecimiento de la población, la cronicidad y la saturación de los hospitales, requiere un modelo de atención que se adapte a estas nuevas demandas.

 

En este sentido, el Hospital San Rafael está trabajando en los últimos años el desarrollo del modelo de Atención Intermedia como centro pionero en toda la provincia. Tal y como explica el director médico del Centro, Juan Carlos Carrillo, la Atención Intermedia representa un modelo centrado en la persona, su recuperación y autonomía. Este enfoque innovador busca integrar una variedad de servicios que se encuentran entre la atención hospitalaria aguda y la atención primaria. “Es crucial destacar que este modelo opera en estrecha coordinación con ambos, garantizando una atención integral y eficaz. Se trata de un modelo muy implantado en otros países como Reino Unido, o en Comunidades Autónomas como Cataluña, donde contamos con la experiencia de centros de la Orden. Estos recursos sanitarios, aunque son bastante desconocidos aún, nos permiten proporcionar cuidados al paciente crónico, en un ambiente menos agresivo, previniendo recaídas y con un control periódico y no puntual y de urgencia, de las patologías de los pacientes”, expone el director médico.

 

El crecimiento constante de la población mayor en España plantea un desafío importante para los sistemas sanitarios, debido a la fragilidad y los largos períodos de recuperación que enfrentan estas personas.

 

Con una destacada experiencia en unidades de rehabilitación, convalecencia, larga estancia, psicogeriatría y cuidados paliativos, San Juan de Dios propone un modelo asistencial basado en la hospitalidad y centrado en la persona. Considera la Atención Intermedia como un enfoque integral en el que los diferentes recursos se diseñan y se adaptan a las necesidades de las personas atendidas y sus familias, desde las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual.

 

Este enfoque no solo resalta su capacidad para proporcionar atención rehabilitadora de calidad y especializada tras el alta del hospital de agudos, sino que también lo posiciona como la fórmula idónea ante el creciente problema de hospitalizaciones de los pacientes mayores que, en casos concretos, como una rotura de cadera, ha demostrado acortar el tiempo de recuperación y mejorar la funcionalidad. Así se disminuye el sufrimiento y se minimizan las secuelas, además de liberar camas de hospital que se necesitan para otros pacientes.